lunes, 19 de septiembre de 2011

al diablo

Hay mañanas en que quiero con todas mis fuerzas
mandarte al diablo,
olvidarme de tu mirada desnuda, de tus palabras, desnudas,
de tu cuerpo vestido por mis brazos,
de tus ojos a punto de llorar de tanto amor
de la sensación de sentir
(aquí es donde mandamos al diablo las comas después de la ropa)
tus manos en mi espalda tus piernas
en mis manos
toda tu piel que habla otro idioma que ya conozco

hay mañanas en que quiero olvidarme de tu voz
de la luz de tu sonrisa del beso en las mañanas
en tu cama que apenas nos contiene
y nos hace uno más allá de las sabanas

hay mañanas en que me siento parte de ti
en que me faltas más que yo mismo
y mira que a diario me hago falta
e intento llenar mi espacio con sueños
pendejadas y tragos de alcohol
que no saben a tu cuello
que no son tu espalda ni tu vientre

hay mañanas en que quiero olvidar
que necesito habitarte para estar libre
de culpas de cadenas del pinche pasado
que no lastima pero pesa en los talones

hay mañanas en que quiero mandarte al diablo
porque ya no sé en donde poner
tanta pinche falta que me haces
(aquí es donde mando al diablo las formas)
que ya me cuesta dar los pasos
que faltan
para no sentir el jodido vacío
que me llena
desde el vientre a la garganta
carajo
te extraño
me haces falta tanto tanto tanto
que no podría explicartelo de frente
ni de espaldas
(aquí es donde todo se vuelve claro)
y quiero llevarte a cualquier parte

                                                a mi lado