martes, 31 de julio de 2012

Si te contara mi pasado, de seguro saldrías huyendo

Escribí este texto hace varios meses, cuando supe que si buscaba algo con "ella" debía ser sincero, aunque eso pudiera hacerme jugar con todas las desventajas del caso (aún más de las habidas), finalmente le hablé con sinceridad, completamente y no huyó, o al menos no salió corriendo.
Lo encuentro ahora cuando me di cuenta de que "ella" (ella aún es hermosa, y también su sonrisa) "ella" sabe que puede dominar mi olvido y mi ira con su mirada, igual que un domador lo hace con una fiera.
Lo escribí cuando sospeché que soy presa de mis propias manos, que mis sueños son siempre muy altos, transfronterisos de alguna manera, que mis sueños son sólo sueños porque se forma sin una pizca de realidad, y lucho por crear la realidad e que creo, y a veces (siempre hasta el momento) me doy un golpe de cara frente a una historia que no era como yo la había imaginado, que bueno, pero no dejaría de seguir intentando.



Si te contara mi pasado
sin futuro
o vuelta a atrás
con sueños y noches
rotas
por la mitad

si supieras de mí/mi
lado oscuro
luto invierno
de la historia aquella
que ya
a nadie cuento

si la luna o su conejo
te contaran
lo que yo
por temor o indiferencia
hace mucho
ya ni intento

te llevarías a otro lugar
el canto
buscarías mejor lugar
para tus pasos / besos
y harías caminos en el agua
y no sobre el pavimento


jueves, 26 de julio de 2012

Son días raros, de dejarse ir

Son días raros, en que sé que debo "dejar irme", en que aún siento ganas de estar con ella, en que aún nos buscamos por cualquier pretexto, en que debo aprender a no quererla de la misma manera en que ella aprendió (de hecho siempre supo hacerlo) a no quererme de la misma manera en que yo.
Diría Sabina, me quiere "como se quiere a un gato".

Tarde (como siempre) me doy cuenta de que esta separación que me invento (porque nunca fuimos uno) me está doliendo más de lo que creí que podía pasar.

En fin, estaba leyendo a Buba, si no la han leído, caray, algo están haciendo mal, el caso es que me vinieron a la mente imágenes de Pato (el autor gurú de su patán en curso) y pues bueno, es como el segundo homenaje que les hago.

(Se aceptan sugerencias de título)

Empezar por ponerme "Con Sansón a las Patadas",
despertar de madrugada a tiempo para el infomercial,
agarrar a pedradas a la luna, agarrar a besos a una mujer de sal,
empezar por creer en las promesas
de los políticos en campaña /de mis doce uvas / de cualquier congal.

Empezar por aprender a caminar de manos,
alimentar con la desesperanza mis urgentes ganas de volar,
Creer en el amor a ciegas y por puro gusto,
renegar de las espinas en el alma, de las grietas en la espalda,
de no ser un cenzontle, del desesperante autismo de mi ángel guardián.


Hacer un pacto con nuestro orgullo
jugar a la ley del hielo / a la venganza / a la vívora vívora de la mar
sin elefantes en la panza, para ver quién aguanta más,
para salir a la calle con el rostro seco y la frente en alto
para sobrevivir a las ansias largarse o dejarse amar.


Empezar por que me importe un pito si te salvas
o te largas a llorar, uno puede escribir las cosas más tristes
cuando carga con la pinche soledad.
Empezar robando un par de versos
y confesarlo inútilmente, ya muy cerca del final.


ella es Buba del Maestro josé quintero




Esta animación es con el texto e inspirada en arte del comix del Maestro Quintero



lunes, 23 de julio de 2012

Uno no sabe a dónde mandarle flores

Uno es el que busca canciones para olvidar y termina recordando con más fuerza,
uno es el que llora en una esquina e inventa -para si mismo- un pretexto idiota,
uno va y viene por la calle con el pasado en harapos, con el futuro embargado,
sin ganas ni fuerza para pagar la renta en un mundo que ni le gusta tanto.

Uno es el que dice cosas en voz alta y siente en murmullos de papel ,
el que se arroja al vacío sin pensarlo y cuida el colesterol por las mañanas,
uno es el que colecciona razones para abandonar la cama
y se hunde en ella cada sábado, entre remordimientos y ropa sucia,
uno es el que busca respuestas en un pasado que no es cierto.

Uno es el que dice no duele, y se repite en palíndromos sobre su espalda,
el del viejo rojos parásito en el pecho, el que le pone nombre a sus mutilaciones,
uno es el que dice de la dicha cualquier cosa y sobre lo dicho olvida los adjetivos,
el que inventa palabras para no decir saudade, el que escribe de su propia muerte
porque aún no sabe, a donde mandarle flores.





lunes, 16 de julio de 2012

A veces

A veces tengo ganas
de arrojarte a la cara, un pan,
de decirte "buenos días",
de contarte un cuento
o hacerte cosquillas
para aligerar tu espera.

Tengo ganas también,
de poner azúcar a tu café,
de acercarte un ramo de flores,
de gritar "un dos tres por ti
y por todos tus amigos"
y tirarme al piso a reír.

Hacerte un canción en Sol Mayor,
que sea muy alegre,
que den ganas de bailar,
de hacer una ronda
a media calle,
al pie de un árbol.

Mirarte con compasión
o un poco de cariño,
de conseguir la foto de alguien,
cualquiera que pueda
en verdad quererte,
sin espasmos ni miedos.

A veces dan ganas
de buscarte la mirada,
la sonrisa,
un gesto
una mueca
algo.

A veces me dan ganas
de inventarte un nombre:
corto, que terminé en "ito"
y suene a dulce de canela,
a leche fresca, a campo
después de la lluvia.

A veces me dan ganas,
de ignorar tu cara aburrida,
sin recuerdos, sin marcas
de besos o caricias;
Muerte en cumplimiento del deber,
eres una muerte jodida.



martes, 3 de julio de 2012

un día amaneció y tu nombre no era quien dormía en mi boca

"De qué vale la poesía en momentos así, 
vale para devolver la confianza en la belleza en la palabra"



De repente tu boca dejó de ser tan importante,
un día amaneció y tu nombre no dormía en mis labios,
dejé de buscar tus palabras, tu mirada,
de repente, dejó de ser tan importante.

De pronto desperté sin mis manos de caricias,
mi voz olvidó un poco tu nombre,
de pronto el verbo se conjugó
en mi puño cerrado y levantado.

Un día dejé de extrañarte tanto, tiempo, siempre,
y miré mis pies descalzos,
mis boca ensangrentada
en tantos espejos caminantes.

Un día me dolió el olvido del hambre,
no su ausencia, no tu ausencia,
sino el olvido arrinconado,
en un charco hediondo.

Un día el llanto vino de la ausencia de alas,
no de besos, cama, sexo,
un día el dolor dejó de creer
en el noticiero de las diez.