lunes, 30 de enero de 2012

Hace falta una taza de café y piel de mujer

Llevo horas escuchando la misma canción,
y hoy la tarde está fría,
y yo no tengo abrazo para invocar,
ni presencia,
hoy no,
seamos sinceros, mañana quizá.
pero ¿de qué sirve tener lo necesario después de ser lo querido?


http://www.youtube.com/watch?v=PFykxbmNstU


Hace falta una taza de café,
caliente y sin azúcar
para hacerle frente al frío,
en tardes con exceso de nubes,
con falta de cuerpo
al lado
alado
junto
conmigo

hace falta la primera palabra
dulce o cálida del día,
sacar la sonrisa del cajón,
limpiar los pasos
bajo los zapatos,
mientras se camine
cantar a media voz.

Y no es que sobre lluvia
o nubes con sueño,
no es que este invierno sea largo
más que cualquier primavera,
no es el espejo vacío,
ni volverse viejo,
otra vez
en la misma trinchera,

No son mis manos,
que se enredan en el aire,
y que hoy el aire esté frío,
no es la canción repetida
hasta memorizar el silencio,
no es lo callado, lo cayado, lo caído.

no es el corazón buscando asilo,
ni son los sueños
que me formo
no sé para qué chingados,
o las borracheras
para dormir tranquilo.

No es la falta de cielo
o el cansancio del camino,
ni las marcas en mi espalda,
ni la costumbre
de buscar felicidad
en las piernas de cualquier olvido.

Y no, no es que no estés aquí,
(y poco me importa el lugar común)
lo que duele es que nunca has estado
y que me faltes tanto así,
como si hubieras estado
alguna vez o siempre
aquí,

conmigo.





sábado, 21 de enero de 2012

Ayer me dijeron que debería luchar por algo


Ayer me dijeron que debería luchar por algo,
supongo que, ya pensándolo hoy, si me afectó.


Luchar por las causas perdidas,
por los sueños rotos mil veces,
por las pinches ganas de amar
sin medir palabras o besos,

luchar por romper piedras
con los puños, con la voz,
tirar paredes altas,
bajas expectativas,

agarrase a chingadazos con el pasado,
también el ajeno, ganar a puño limpio
el derecho y el izquierdo,
el centro, el sin sentido

de gritar a media calle
o en la cima de la montaña,
que bebemos nuestra rabia,
que amamos nuestro corazón
hecho pedazos,
deshecho de amantes,
trofeo de la batalla,
la misma de cada mañana,

ofrecer las cicatrices a los ojos
de los incrédulos, de las buenas conciencias,
de las aburridas buenas intenciones,

sacar de la maleta las historias
que más duelen,
las que nos dejan temblando
de miedo, de llanto, por pendejos,
por ser más carne que metal,

colgar las lagrimas al sol,
para darle gusto al curioso,
mostrar las batallas perdidas,
las mutilaciones en  el amor
que nos tocaba cuidar,
y obvio, jodimos de inmediato,

decir aquí está el dolor de mis manos,
acá la soledad de mi cama,
en esa esquina, el recuerdo
que nos hace llorar de madrugada,

habría que gritar las penas,
ahogarlas en un hombro
y no en alcohol,

llorar en todos los ojos,
por cualquier cosa,
porque tenemos dolor de sobra,
- pa' aventar pal cielo-

deberíamos decir a cada rato,
cada cumpleaños o día de la bandera
- da igual-
que nos duele levantarnos,
que uno colecciona chingadazos
en los sueños,
pero mantiene intacta la esperanza

que uno se levanta sonríendole al espejo,
mentándole la madre al destino
y a las ganas, tan fáciles, de volver volver,

que uno se hace trinchera en las noches,
que se reconoce ave en las mañanas,
que enfrenta las ganas de quedarse tirado
comenzando a correr a cualquier parte,
pero sin detener la marcha,

que uno levanta el puño
más allá de la mirada;
que le reclama a Dios
abofeteando al diablo,

y Dios calla, siempre calla,
y nos suelta la correa,
nos da una palmadita, aplaude,
nos regala su mirada,

debería uno presumir la guerra,
entre corazón y tripas,
gritar la victoria de no extrañar
al otro lado de la cama;

debería uno decir a cada paso,
-aquí llevo las batallas,
las cicatrices,
el valor,
mi puñado de esperanzas,
la sonrisa clara;
por si un día deciden
mirarme a los ojos
o levantar la mirada

Porque atesoro en la espalda
palíndromos colorados,
y son ellos -no yo-
los que tienen el derecho
de nombrar la batalla.









jueves, 19 de enero de 2012

una preguntilla

¿será cierto que todos vivimos
(aunque digamos lo contrario {a veces}
 buscando desesperadamente
el (pinche) amor?

jueves, 12 de enero de 2012

Oración para abandonar la cama

Como si no fuera a largarme un día,
como si no hubiera papeles sin rima,
corazones sin ganas, ni ganas de volar,
de agarrar -fuerte, muy fuerte- mis alas
y caer sin callar la caída.

Como si no hubiera nubes
con forma de conejo,
ni sombreros sin mago,
ni espejos sin vaho,
ni cielos.

Como si no hubiera estrellas
para pintar tu cuerpo,
como si mi cama fuera una
y no tuviera almohada la nuca
del remordimiento.

Como si no hubiera mares, ni montañas,
para olvidarme del amor en vida,
como si escribir sirviera. para decir algo,
te quiero, no espero, no temo, tu regreso
un día.

Como si  la  mi vida fuera para siempre,
como si la culpa no tuviera envidia,
como si no fuera -yo- un amante a ciegas,
como si importara despertar a solas,
o dejarte dormida.



lunes, 9 de enero de 2012

Un puñado de consejos y buenas intenciones


Dicen que debería poner en orden -cualquiera-
mi vida, mi cama,  mis textos, mis manos,

Agrupar por tamaño
las noches a solas, las sonrisas;
por fecha las derrotas
-como cualquier lección de historia-
 por color, la piel
de cada ausencia;
por dolor
las cicatrices en mi espalda.

Dicen que debería poner orden en
la historia que cuento, la vida que olvido,
mi ganas de salir corriendo
y en verdad correr hasta el último aliento.

Dicen que debería ponerme en orden,
caminar por la derecha,
hablar con corrección,
-usted disculpe- -no pretendo molestarla-
-pase usted a joderme la existencia ... por favor-

que debería olvidar los gritos
en otra pinche maleta,
bajar el rencor del lado izquierdo de mi cama,
subir el volumen del silencio,
cerrar las ventanas,
-sobre todo cuando me paseo en calzones por mi casa-

despertar antes que el gallo
dormir como un lirón
sin estar borracho,
volver sobre mis pasos,
recorrer el camino marcado
por alguien mucho más sabio.

Dicen que debería limpiar la sangre
en mi espalda/mis zapatos/ mi mirada,
dicen que debería olvidar si me han lastimado,
perdonar, para comprar un andar liviano,

dicen que la felicidad me está buscando,
que el amor espera a la vuelta de la esquina
-como cualquier puta-
La gente dice, con aires de certeza,
demasiadas tonterías.