miércoles, 10 de septiembre de 2014

Corazón en sepia

Más allá de lo que confieso,
en las barras de bar/
en las iglesias/
en el callejón de mis cuadernos,
busco tu voz de incienso
para darle paz a mi madrugada,

la noche siempre llega sola,
es tu mano quien me trae el sueño,
tus pequeños pasos de lluvia en invierno,
y esta canción que apenas canto
y desaparecen los rastros del silencio.

Más allá del sabor que no se va,
y me alegro,
de tus labios en el café / el chocolate / mi cuerpo,
susurro a las plantas de mis pies
que me faltas y a la vez te tengo,
que me despiertas con mi mano
en las mañanas,
con la caída del agua,
con el temblor del cielo.

Más allá de lo que vemos,
en el infinito espacio
que hacemos nada en nuestro cuerpo,
de tus pies hasta mis sueños,
mírame pequeña,
te nombro, te deseo,
recostada a mi costado,
alada a mi lado,
durmiendo en mi sueño.

Este corazón en sepia,
que en tus manos danza,
que en tus labios canta,
este corazón oxidado,
que te entregó las llaves,
de todo lo que en mi sea eterno,
este corazón en sepia
que se ilumina a media noche
a media tarde
en las mañanas
cuando susurra
un poco más alto que las nubes,
un tanto más pequeño que el tiempo,
entre palabra y palabra,
                              que te quiero.