(no había leido tanta pasión, tan constante en nadie,
casi me espanta, prefiero la envidia).
confiezo que me sentí oxidado en eso de la narrativa, me costó pues,
A mi favor, solo tengo que es una promesa cumplida.
Buen fin de semana.
Les presto mi más reciente optimismo, sigo en busca de alguna esperanza.
Al tercer día, coges el tren
En el principio Dios creó al hombre…
y al tercer día se fastidió de él.
Me cansa la espera cuando no estás conmigo, esto es extrañarte y llenarme de ansiedad, de ganas de verte, de bajar del vagón de este tren y que estés esperándome con esa sonrisa de idiota que me parece tan linda, apretarte a mi cuerpo mientras dejo caer al suelo la mochila en que guardo una muda de ropa y un tubo de lubricante, por si acaso lo necesitamos.
Quiero sentir tu pecho apretándose al mío para saberte de verdad cerca, hundir mi mano en tu cabello y cogerte por la cintura, y que después digas cualquier cosa sobre la mirada ociosa de la gente, para insinuarme que ya es hora de irnos del andén hacia cualquier otro lugar.
Me cansa tener que extrañarte en este vagón de tren, con mis manos enlazadas con los dedos, para tratar de resistirme a acariciar mi piel recordando tu piel en mi cuerpo, en ocasiones me da miedo estar siempre pensando en ti de esta manera, pero no entiendo la vida como otra cosa que gritar y coger con agallas lo que quiero, y nada quiero más que a ti.
Me parece tan lento el viaje del tren rumbo a ese pueblo perdido en donde viven tus tíos, podría apostar a que eres la única madrileña capaz de ubicar ese lugar en un mapa, con todo y su fiesta de cinco días en honor a no sé que Virgen de la Caridad o de la Castidad. A decir verdad, me fastidia hasta la idea de imaginarme a tanta gente reunida en una plaza, pero me pone peor imaginar toda una semana sin poder meterme en esos mares que tienes por ojos, o en algún rincón cualquiera, para seguir descubriéndome en tu cuerpo.
Joder… cuando no estoy contigo me vuelvo poeta, digo cosas que no puedo repetir teniéndote de frente, lo intento pero solo puedo mirarte como si lo llenaras todo, como si no tuviera más escenario que tu cuerpo para existir sin restricciones, ni límites, ni un carajo de cordura.
Ya quiero llegar a tu lado, tres días me han parecido demasiado.
Si esta espera no me llenara la piel de ganas, odiaría estar tanto tiempo lejos, odiaría el que tuvieras que haber partido un par de días antes que yo, para visitar a la familia, y así asegurarte de que no fastidien, ni nos busquen mientras nos desnudamos en cualquier cuarto de hotel de paso, o mientras nos metemos la mano furiosamente bajo la ropa en cualquier rincón oscuro después de haber bebido unas cuantas cañas.
El tren se detiene un momento, unas cuantas personas bajan y la única que abordó es una vieja gorda que atinó a sentarse justo frente a mi, su sonrisa y su tímido hola me resigna a no acercar más la mano a mi entrepierna durante todo lo que resta de viaje.
Espero que se duerma pronto...
(fragmento)
La Mala Rodríguez
Maria Barracuda
Real de Catorce
Niña Pastori
Natalia Lafurcade
Juan Carlos Baglieto
Dave Mathews