Yo le lloro a mis muertos
en todos los muertos
que encuentro,
le lloro a la habitación
siempre a medias,
siempre jodida,
le hago el llanto a mi pasado
de aves negras
y golondrinas
lloro sin piedad de mi
ni de mis manos
por cualquier cosa
por despertar a solas
sin nadie ni café caliente
ni un buenos días
lloro por los sin voz
por los desesperanzados
por los sin sueño
lloro por mi mismo
en otros llantos
que me invento
por no saber secar
mi rostro al sol
ni saber llorar a tiempo
Desperte y en el Kinder de al lado sonaba una canción que me parecía una experiencia surrealista, decía "tumbas por aquí, tumbas por allá, tumbas tumbas tumbas, ja ja ja ja já"
Los niños a coro, a todo pulmón cantándola como si fuera lo mismo cantar "Pinpón es un muñeco"
Poco después me llaman para decir que Don Cuco, el abuelo de un amigo más que querido y cercano se había adelantado.
No debería estar triste, ahora ya no tiene problemas de salud y debe andar de vago intentando ligar angelitas encueradas.
No debería sentir en este momento ganas estúpidas de llorar en la oficina, con tanto por hacer, sin nadie a quien decirle, que jodido es esto de la muerte, que jodido es tener que terminar la vida muerto.
En algún momento del día llorare, supongo, o lo dejaré para el sábado o domingo, despertando crudo, sólo, con ganas de una mirada más allá del monitor, no sé, estoy triste, melancólico, a esta hora hasta "ella" la que sea, me hace falta.
que jodido es esto de la muerte, caray