-Sentarse en la orilla del viento
es un buen ejercicio para las tardes,
cuando el sol espía
la copa de los árboles
en busca del sueño de las aves,
atarle un hilo a las palabras
y mirarlas flotar
me resulta más útil
que dejar caer
globos con agua desde la azotea
sobre cabezas desconocidas,
liberar los pies a mitad del camino,
inventarse un nombre y un rostro,
descubrir una cueva en las manos,
-nunca se sabe cuándo se necesitará una-
sentarse a beber un recuerdo,
Cabernet Sauvignon por supuesto,
fumar una esperanza,
imaginar un final inesperado
y practicar la cara de sorpresa
frente al espejo,
descubrir a cada paso
que vivimos de recuerdos
y vivir no es mas
que nuestro recuerdo
en otros labios,
sentarse a la orilla del viento,
y escribir el nombre -propio-
en un pañuelo,
es un buen ejercicio para las tardes
cuando se busca el valor para ser ave
y volar
o provocar un giro
en el silencio.
3 comentarios:
Desde que te leí por primera vez me atrapa tu capacidad de escribir textos tan llenos de sentimientos.
Gracias por compartirlos.
Me encantan, si lo sabes?
Besos
Mi querida Angie. y tu sabes que eres de esos grandes alicientes para escribir, para no dejar por siempre. Que siempre estás ahí y eso, es suficiente para quererte.
Besos.
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