"De qué vale la poesía en momentos así,
vale para devolver la confianza en la belleza en la palabra"
De repente tu boca dejó de ser tan importante,
un día amaneció y tu nombre no dormía en mis labios,
dejé de buscar tus palabras, tu mirada,
de repente, dejó de ser tan importante.
De pronto desperté sin mis manos de caricias,
mi voz olvidó un poco tu nombre,
de pronto el verbo se conjugó
en mi puño cerrado y levantado.
Un día dejé de extrañarte tanto, tiempo, siempre,
y miré mis pies descalzos,
mis boca ensangrentada
en tantos espejos caminantes.
Un día me dolió el olvido del hambre,
no su ausencia, no tu ausencia,
sino el olvido arrinconado,
en un charco hediondo.
Un día el llanto vino de la ausencia de alas,
no de besos, cama, sexo,
un día el dolor dejó de creer
en el noticiero de las diez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario