Pasa que uno se cansa de llevar
el corazón en guardia permanente,
pasa que pesa el pasado,
casi tanto como lo que queda
por andar.
Pasa que las cicatrices se quedan,
que las heridas no siempre sanan,
no tan rápido como los sueños,
nunca a tiempo,
siempre a plazos.
Pasa que el miedo es viento,
pasa que no soy ventana,
pasa que no encuentro mis alas,
pasa que tengo urgencia
de romper las amarras.
Pasa que uno busca un lugar
para descansar la mirada,
para dormir
con la sonrisa desatada,
con los brazos en otra espalda.
Pasa que a uno le pesa la rabia,
las ganas de vengarse
del amor mal hablado,
del amor sin ganas,
del amor a pedazos.
Pasa que uno se cansa de fugarse,
a cada herida, a cada paso,
volver volver volver,
y no regresar nada
del tiempo, del cuerpo, de esperanza.
Pasa que uno quiere liberar el alma,
dormir en paz y sonriendo,
un lugar para olvidar la batalla
y ser ave en vuelo,
puerta abierta sin miedo a la muerte.
Pasa que uno repasa
palíndromos en cicatrices,
en la espalda -propia-
en las manos -propias-
en los sueños -prestados-
Pasa que uno repasa
lo dicho a gritos,
lo dicho en secreto,
lo dicho en papel,
la dicha inventada.
Pasa que uno se cansa
y decide no contin
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