lunes, 10 de septiembre de 2012

crónica de nuestra oscuridad querida / querida oscuridad

Cuando terminaron las palabras
fue la vista quien tembló primero,
fueron nuestras manos
formando sílabas en nuestro rostro,

fueron nuestros labios
que se reconocían a ciegas,
a solas, sin prisas, lento;
fueron nuestras bocas hechas besos,
fueron las lenguas, la piel, la saliva.

fueron nuestras manos
en caravana, en estampida, en tormenta,
en lluvia fresca rodando por el cuerpo ajeno,
hablando a gotas, en humedad, sin frío, lento.

fueron las caricias en vuelo de palomas,
recorriendo tu cuello, tu cintura,
anidando en tu pecho,
fueron mis labios que aprendieron,
también a volar.

fueron nuestros cuerpos,
fueron los sonidos;
fueron los te quiero
dichos con los dedos,
fueron los te necesito
en el idioma de tu piel que anhelo,

fue tu cintura sobre mi cadera,
fue tu espalda cerca de mi pecho,
fueron tus manos de vaivén al viento,
fueron mis manos que te fueron descubriendo,

fue tu voz quebrada de deseo,
fue tu cadera en mis manos,
tus labios en mi cuello,
mis dedos, mis besos
que caminaron la constelación
que dormía en tu cuerpo,

fue cerrar los ojos,
y encendernos por completo,
iluminar la oscuridad
de la habitación que hoy guarda
tu aroma, tu forma, el mejor recuerdo,

fue cerrar los ojos,
estremecernos,
dejar las manos libres,
desatar el alma
y comenzar a vivir,
desde el primer intento.








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