realmente son la 2:50 de la madrugada
Me duelen las palabras,
las que no digo, y las que he dicho,
sin dicha, sin ganas, sin un palmo de razón.
Me duele la lluvia,
que se asoma tímida a media noche,
casi a las dos de la madrugada,
no hay gallos,
no hay cantos, ni mares, ni estrellas,
ni miradas, ni recuerdos, ni esperanzas.
nada a través del aire,
la tristeza se hace grande, amplia, sonora,
regular, acompasada, de pasado, de pesado, de gris.
Se hace el amor,
en mis recuerdos, de tu cuerpo, de tus besos,
que no tengo y deseo como a mi mismo,
besar tus pechos,
crear tus labios, tu viente, tus nalgas,
tu cadera, tus palabras, tu respiración,
Me duelen las ganas,
el silencio, el libro a medio leer,
las ganas de volver, volver, volver,
la historia amputada,
las ganas de querer que coleccionan
mutilaciones de amor, de caricia, de besos,
de promesas,
hermosas, sin consecuencia, sin prudencia,
sin ganas de volverse realidad.
Me duele dejarte ir,
venir sin ti, extrañarte, desnudarte
sólo con las ganas de dormir, contigo, en ti.
me duele la canción que no canto,
que sé de memoria, a media luz, a media vida,
escapandose en cada línea, palabra, mentira, promesa, miedo / pinche vida.
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