El sonido de la cañería
-vieja-
suena más alto que
la soledad
que va de lado a lado
de la sala,
podría decir patio/cocina/azotea
pero es ahí en donde me recibe
cada noche, café en mano,
leyendo a Benedetti,
enciende la música
que amo por abrirme heridas
con tanta suavidad,
igual que sus labios,
igual que mis manos
en su brasier.
siempre soy yo quien se acerca al corazón,
siempre son "ellas"
las que encuentran mi alma.
Soledad tiene nombre de mujer,
de mujer que bebe whisky
y fuma sin filtro
y le pone crema y azuquitar
a su taza de café,
soledad tiene dos caras,
dos voces,
y si, también
dos manos,
dos ojos,
y dos pares de labios
que besas y susurran,
que callan y lo dicen todo,
Soledad se despierta más tarde,
se duerme apenas unas horas,
me cuenta mi vida
según ella, - ventajosamente-
la recuerda,
* abro una nota "esta vez no dije gandallamente, me siento orgulloso" cierro la nota*
Soledad se viste de recuerdos,
se desviste de deseos,
soledad se va siempre
antes de decir te amo,
soledad regresa siempre
porque se siente
con las manos y los espejos
y tiene frío.
Soledad calla,
la tubería no se ha callado,
los niños se mecen en los columpios del parque
y sólo ella los escucha,
pinta mis paredes,
subraya mis libros,
le pone sal a mi desayuno,
y azúcar a mis ganas de dormir,
se va y se queda la sala
en silencio,
su ausencia me llena,
me abraza,
por favor,
no vuelvas.
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