Y resulta que uno se pone vulnerable, y no me viene, soy el tipo que soy y no soportaría ser de otra manera, el problema es cuando uno le da el beneficio de la duda a esa cosa del pinche amor.
Olvidar las alas en otra espalda
las garras en algún cajón ajeno
sentarse a esperar la tormenta
esperar a que comience el final
dejarse caer envuelto en la esperanza
de volar sin alas de gritar sin voz
de resguardarse del amor amado
con el amor clavado al costado
amando con la fuerza que ya no
sospechaba en las mañanas
cuando se despierta apenas
con una taza de café caliente
con las venas a flor de piel
como aves en vuelo
a veces
callado
despertar con el alma desnuda
con la fragilidad recorriendo
mis manos y la espalda rota
toda esperanza de salir ileso
extrañarte a media luz a media voz
completamente cuando no estés
y cuando estés hacerte un altar
con la mirada y con mis ganas
de dar un paso cargando el amor
en la espalda adolorida lapidada
encabronada de soportar cicatrices
en lugar de besos cansada de volver
a caer
Te escribo desde algún lugar del dolor,
alguno, pequeño, húmedo, olvidado.
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