Hay un sol en lo alto del día,
colgando de la mano de Dios,
aves llevando mensajes
que no pueden viajar
de otra manera.
Hay agua corriendo
por los pies de cada árbol,
hay fuentes en los parques,
niños persiguiendo
alegremente su sonrisa
en una pelota.
Hay aroma a cocina,
hay color en la paleta
de un pintor
que nadie conoce
pero que pinta
con más pasión que nadie.
Hay música en la radio,
en las manos de Manuel,
en la voz de Eugenia,
en la memoria
de los viejos.
Hay un buen día
en cada sorbo de café,
en cada sonrisa
de una desconocida,
por la calle,
rumbo a una oficina
o de regreso a casa.
Hay una estrella
para cada viajero
perdido/distraído,
hay un mar que no deja
nunca de cantar.
Hay vida
después de la muerte
-y sobre todo antes-,
hay sabor a recuerdo
en cada mirada,
hasta un par sonrisas
en las noticias de la mañana.
Pero, lo confieso,
aún con todo esto,
hoy, me haces falta.
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