Hay una lluvia de piedras frente a mis ojos,
una vuelta imposible cayendo en mi pecho,
adentro,
entre tripas y recuerdos mis enanos beben,
y yo quiero mandar todo al carajo,
desatornillarme el alma,
dejar mi corazón en cualquier esquina,
a los pies de las putas
o dentro de un cesto de basura,
da igual noche que ceguera,
es igual lengua que hielo,
piel o aire,
recuerdo y despedida,
hay una lluvia de piedras haciéndose trinchera,
levantando sus manos - de piedra- frente a mi rostro,
hay un lugar menos jodido que afuera,
hay una gotera cálida en el lavamanos
cruzando la sala,
me da igual tu nombre que cualquiera,
todos sirven para un carajo,
las mil hadas, las mil putas, las palabras,
las 40 noches, los ladrones,
el puente debajo de mi cama,
el recuerdo de tu calle,
de mi pendeja sonrisa en tu acera,
me pierdo en la sonrisa que no tengo,
Adan busca a Eva y se mete con cualquiera,
la serpiente canta,
y confiesa que tiene
el alma de colibrí.
Las piedras vuelan
y nada levanta mi espalda,
el agujero en mi pecho
se llena de espinas,
de páginas,
de recortes de revistas,
con las buenas noticias de los diarios,
se queda solo y no quiere,
apenas respira,
para pasar desapercibido
de la risa fuera de lugar,
vete al pito,
con tu risa y tus labios,
con tus senos,
con tu cara llena de tu sonrisa más pendeja.
El odio es la soledad más profunda,
supongo que hoy estoy solo.
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