Me falta tu abrazo,
alrededor de mi cuello,
convirtiendo mi respiración
en ave, en hojas, en vuelo,
tu mirada de mis insomnios,
de mis noches, de mi sueño
contigo.
Me falta mi nombre
pero en tus labios,
que se vuelve oración,
verbo y mi única plegaria.
Me faltas cada mañana,
para que "buenos días"
tenga algún sentido,
para que sea verdad.
Me faltas frente a los que lo ignoran,
frente a los que han de enterarse,
algún día, cada día, siempre,
me faltas, sobre todo,
frente a este que lo sabe,
y no puede
disimular -tantas veces -
tu -pequeña gran - ausencia.
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